Stakeholders
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El resto de empresarios:
Básicamente, el resto de empresas de una
magnitud similar a ENRON se vieron afectadas de diversas maneras. Una de ellas
fue con la aparición de un nuevo tipo de regulación. Esto se explica a
continuación:
La ley de los Estados Unidos, exigía que
dichos Estados Financieros sean neutrales, reales, pertinentes, concretos,
entre otras características, de manera que al grupo de agentes y actores que
tenían intereses en la compañía, se les presentara la información y la
situación verdaderas de ENRON. No obstante, en ENRON se usaba un método
contable distinto para construir los estados: el sistema market to market, que
permitía cambiar resultados de los balances de
manera constante, calculando el valor de un activo según una estimación de
rendimiento hipotético. Lo cierto es que, la empresa pudo registrar sus
operaciones bajo este método porque el organismo correspondiente, Securities
and Exchange Commission (SEC), aprobó el uso
de este sistema contable; sin embargo, las verdaderas intenciones de la
compañía eran manipular esta información y conseguir estimaciones falsas que servían
como maquillaje.
Por tal motivo, luego del escándalo, el
congreso de EE.UU. aprobó una legislación mucho más estricta, conocida como la
Ley Sarbanes-Oxley, que impuso mayores requisitos a la contabilidad empresarial
de entonces. El presidente estadounidense George W. Bush, quien alguna vez fue
cercano a Lay, dice que quiere que las personas que mientan acerca de sus
compañías, vayan a la cárcel.
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Los colaboradores:
De hecho los trabajadores se
vieron afectados de forma rotunda.
Por un lado, ENRON mostraba
ser tan exitosa en el mercado que sus acciones se dispararon literalmente, lo
que hizo que la compensación de los empleados y de las pensiones en forma de
opciones sobre acciones parecieran muy atractivas. Pero las que ya se
consideraban prácticas contables al borde de los estándares aceptables, se
revelaron finalmente al ser francamente fraudulentas. Cuando la compañía cayó,
su verdadero valor había sido revelado y el precio de las acciones se derrumbó,
dejando a los empleados con opciones y paquetes de pensiones sin valor.
Efectivamente, los ejecutivos que conocían la situación real vendieron sus
acciones antes de que colapsaran y se fueron bailando con miles de millones.
Los trabajadores en cambio, vieron que el valor de sus acciones caían del
precio de $90 a unos cuantos centavos de dólar.
Por otro lado, al caer
ENRON, además de la deuda que dejó, 31.800 millones de dólares aproximadamente,
sus acciones perdieron todo valor y dejó sin empleo a un total de 21000
personas alrededor del mundo. Asimismo, al ser Enron una empresa grande, también
se despidieron a los trabajadores de las empresas que dependían de Enron.
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Comunidad Local
Un claro ejemplo de la afectación a la comunidad local
es la crisis de california.
En el año 2003, se determinó que el estado de
California recibiría 3.300 millones de dólares de las 37 empresas energéticas,
con Enron a la cabeza, que en los años 2000 y 2001 ocasionaron una crisis de
precios y aprovisionamiento que puso de rodillas al Estado más rico del país en
ese momento. La Comisión Federal Reguladora de la Energía (FERC) de Estados
Unidos concluyó, tras 13 meses de investigación, que las compañías aprovecharon
las deficiencias de las desregulación del Estado para elevar las tarifas. Del
total de la sanción, el gigante Enron debería hacer frente a 500 millones de
dólares.
Ante la demanda energética, los precios del gas
natural, básico en la generación eléctrica, se dispararon, y con ellos, las
tarifas. La investigación ha comprobado que Enron, el mayor intermediador en el
proceso, y otras compañías creaban ficticias y trepidantes órdenes de demanda
para disparar los precios.
Enron manipuló la crisis energética de California de
finales del año 2000, cuando los precios de la electricidad se dispararon
mientras se producían cortes y restricciones en el suministro, según documentos
internos de la compañía hechos públicos por investigadores federales. La
compañía creaba excesos de demanda o congestiones artificiales cuya solución le
reportaba beneficios millonarios. En momentos de máxima demanda, los precios
que pagaba California a los proveedores llegaron a multiplicarse por 10, al
tiempo que se producían apagones.
¿Qué hacían?
En una de las estrategias, Enron compraba en California
electricidad al precio máximo entonces fijado de 250 dólares el megawatio/hora
y la vendía fuera a cinco veces ese precio. Los abogados de la empresa
reconocen que 'tales exportaciones pueden haber contribuido a la declaración
del estado de emergencia 2', uno de los que imponían restricciones de uso.
Otras veces se adquiría electricidad, se vendía fuera y se volvía a adquirir y
revender a California como procedente del exterior y a precios muy superiores
al tope fijado por la electricidad producida en el Estado.
Cuando hacía falta se creaban congestiones artificiales en la
red y Enron atribuía la crisis a la fallida liberalización del sistema de
producción de electricidad, a la falta de centrales productoras y a la sequía.
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Los Proveedores
Definitivamente, uno de los proveedores de servicio màs
afectado fue su proveedores de servicios contables. La empresa Arthur Andersen
fue una de las auditoras más prestigiosas a nivel
mundial, probablemente una de las más influyentes
de los Estados Unidos, que en 2001 facturó 9300 millones de dólares.
Arthur Andersen ofreció servicios de consultoría y
auditoría al gigante energético ENRON durante 16 años, pero esa relación
empresarial terminó abruptamente cuando Enron se declaró en bancarrota. Pero,
¿qué es lo que sucedió?
Los estados financieros de ENRON eran
auditados por la compañía Arthur Andersen, empresa que se encontraba entre las
más prestigiosas en su rubro y que todo el mercado suponía que cumplía su rol
de reguladora. No obstante, esta compañía auditora fue declarada culpable en el
juicio del caso ENRON por obstrucción de la justicia debido a la destrucción de
documentos físicos y electrónicos. Arthur Andersen auditó la contabilidad de
ENROD durante 16 años aproximadamente y en todo ese tiempo contribuyó a la
destrucción de documentos, en los que la gigante de energía habría camuflado su
precaria situación financiera. La auditora siempre se trató de justificar
alegando que la empresa le habría solicitado la eliminación de los files pero
este argumento nunca fue suficiente.
De forma unánime y tras once días de intensas
deliberaciones, un jurado declaró culpable a la auditora por la destrucción
sistemática de miles de documentos y archivos electrónicos relacionados con la
empresa energética Enron.
Es así como, hubo una serie de consecuencias
sobre esta auditora:
Arthur Andersen afrontó, en primera
instancia, la posibilidad de una multa de hasta medio millón de dólares y no podía
realizar auditorías para empresas públicas.
En menos de lo esperado, se calcula que la
empresa perdió más de 650 de sus 2.300 clientes del sector público en EE.UU. y
otros más en el extranjero.
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Los accionistas
Definitivamente se vieron afectados también,
a pesar de que al inicio parecían los más beneficiados.
Este grupo de interés se vio afectado, pues
al descubrirse el verdadero valor de las acciones, las cuales descendieron
increíblemente y pasaron de aproximadamente $90 a finales de Diciembre de 2000
a $0.4 a finales del 2001, se estiman que las pérdidas de los inversores fueron
de 25,000 millones de dólares.